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Rock argentino en España

Catupecu Machu aún permanece como un diamante en bruto para el gran público de nuestro país.

El rock argentino siempre estuvo nutrido de referentes de muy buena reputación en Iberoamérica. Por algunas de las razones que hacen de Catupecu Machu un fascinante bicho raro dentro de la escena, el grupo fundado por los hermanos Fernando y Gabriel Ruíz Díaz aún permanece como un diamante en bruto para el gran público de nuestro país.

Con casi treinta años de carrera, este mes volverán a España por segunda vez para tocar en Barcelona (25 octubre, Sala Apolo), Valencia (26 octubre, Rock City) y Madrid (29 octubre, Copérnico).

Las razones a las que referenciamos tienen que ver con estéticas musicales únicas y hechos puntuales, sí, pero también con la forma en la que el grupo se mueve dentro de una historia marcada por algo de magia y algo de veneno desde los tempranos noventa a la actualidad en la que convocaron quince mil fans en el Movistar Arena de Buenos Aires o cuando hicieron que ochenta mil personas de tres generaciones distintas pogueasen descontroladamente regalando la postal más espectacular de la última edición del Lollapalooza argentino.

Fernando Ruíz Díaz es el cantante, guitarrista, líder y compositor de Catupecu Machu, un artista con un talento global de infinitas aristas que combinan la luz original de la creación y una filosofía de vida en la que todo sirve, todo suma y todo vale. Desde el fallecimiento de Gabriel –no solo su hermano menor y alma gemela creativa sino el fundamento inspiracional del grupo y del culto que lo rodea desde que dejó de pisar los escenarios–, Fernando es el máximo responsable de una suerte de misión definida por su personalidad; Fernando es un alquimista del ánimo, un tipo al que la vida le pasa por encima y que logra hacer que ese torbellino inabarcable se vea en bellas formas, en canciones duraderas y relaciones profundas. Alguien que, por momentos, parece la persona ideal para escribir una hipotética teoría de la emoción. Todo esto sin contar la rimbombante originalidad de su propuesta musical: su sonido puede remitir a ciertas influencias, pero definitivamente no es fácil de comparar. Podéis comprobarlo con darle play a cualquiera de sus discos o asistiendo a alguno de sus próximos shows en los que el grupo presentará su nueva formación –“la reencarnación”, según Fernando– que incluye por primera vez en veintidós años al otro Catupecu mítico: el baterista y cantante Abril Sosa.

“Cuando empiezas a tocar tienes aspiraciones, aspiras y luego expiras aire en forma de canción. Mi papá antes de morir me dijo que Catupecu iba a tocar en Nueva York. Yo le decía que estaba loco. Murió en 2003 y cuando fuimos allí en 2005 fue como ‘Guau… Tenías razón’. Con Europa igual. La primera gira iba a ser justo después del accidente de Gaby. Luego tiramos una piedra y vimos como los círculos concéntricos se extendían”, dice Fernando.

Fuente: Mondo Sonoro

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